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El Esmoquin Femenino: Poder, Sofisticación & Ambigüedad

En el año 1966, Yves Saint Laurent quebrantó la prohibición de que las mujeres vistieran pantalones en algunos establecimientos. Y no solo consiguió romper una barrera de desigualdad, sino que lo hizo por la puerta grande creando el esmoquin femenino.

La moda siempre ha sido y será un reflejo de la sociedad, y como ejemplo de ello, en la década de los 60 -una etapa de importante actividad política– fue un período claramente rico de diferentes estilos: moda hippie, cultura surf de bikinis y camisetas, la aparición de la minifalda, los Beatles, las grandes figuras del rock…

Un crecimiento imparable de diferentes culturas y de formas de ver la vida provocó la ruptura de muchas reglas impuestas por las décadas predecesoras. La libertad de expresión se abrió camino en la moda y en el cabello. El esmoquin femenino era otra forma de aceptar que los estereotipos no solo pueden cambiar, sino que lo pueden hacer de una forma bella y elegante.

Un traje que fue creado para el hombre, la mujer consigue apropiárselo de una forma de forma artística, logrando mantener la masculinidad que conlleva y a la vez hace de el una pieza delicada y femenina.

A nivel de cabello y maquillaje, el esmoquin tiene la fuerza de arrastrarle indiscutiblemente a su terreno. Podemos observarlo por los grandes ejemplos de mujeres como Marlene Dietrich, pionera luciéndolo en pantalla o Catherine Deneuve, musa de Yves Saint Laurent.

En esta producción creativa y concretamente para esta modelo, optamos por romper con la imagen impoluta del esmoquin y llevarlo a un estado mas desenfadado con camisa abierta que insinué las curvas de una mujer. Una mirada al fotógrafo un tanto desafiante, mostrando la sensación de que las noches le han hecho mostrado mas de lo que quizás deseaba conocer.

El cabello cobrizo natural con un rizo marcado y recogido para acentuar los rasgos de su rostro, combinado con una sombra de ojos en tonos arcilla para darle profundidad a los ojos.

Nuevamente me siento orgulloso de mi profesión de lo que me ha permitido aprender, en este caso, como una pieza de ropa se puede convertir en un símbolo para la mujer que ayuda sin palabras a exhibir como el poder puede ser femenino.